A veces te levantas y te sientes capaz de todo. Tan fuerte como Superman, rápido como Flash, imaginativo como Green Lantern...
Como si el mundo estuviese a tus pies, esperando que actúes para salvar el momento, disfrutar la gloria y llevarte a la chica.
Otros te despiertas como si fueras un villano, un loco megalomano dispuesto a acabar con todo lo conocido, al que todos quieren combatir.
Pero hoy tan solo alcanzo a sentirme como un estúpido miserable al que, en algún momento, engañaron con ilusorios sueños de absurda grandeza siempre negada, pisoteado por un montón de gilipollas ansiosos por su pequeña porción de mierda y un letrero en la puerta de despacho.
Puta vida.
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¿No habéis tenido nunca la sensación de querer estar bien lejos en un momento dado?
Lo suficientemente lejos como para no escuchar nada, quedaos solos en mitad de la naturaleza y poder tomar perspectiva respecto a todo lo que os agobia en el día a día...
Como a un millón de kilómetros de ninguna parte y de todos lados... donde la única voz que escuchéis sea la de vuestro pensamiento y la única presencia que haya sea ninguna.
Pues ahí me gustaría estar ahora mismo... a un millón de kilómetros. O en su defecto, creo que incluso me valdría una puta isla desierta.
