Eliges tu ropa lucir un mejor aspecto... te machacas en el gimnasio para lucir un mejor físico... te compras un coche caro y de marca para que te admiren y generar envidias... te buscaste una novia guapa para lucirla como una conquista más... te hipotecaste hasta las cejas para demostrar que podías tener una casa mejor que la del resto... seleccionaste tus amistades para que no te viesen con gente 'del montón'... luces tu cargo en el trabajo como si fuesen medallas, recordando a los demás dónde estás...
Te has quedado en la superficie, en la de tu propia persona porque has comprado el discurso que los publicistas y los de marketing nos venden día a día desde sus campañas publicitarias, sus anuncios impactantes, donde siempre suena la música más comercial y la gente no es solo feliz, además es guapa, delgada, triunfadores... como quieres serlo tú.
Has optado por comprar todo lo que te ofrecen para montar esa fachada que luces, en lugar de emprender el complicado viaje de conocerse a sí mismo y desarrollar tu propia personalidad.
Por ello buscar regodearte en tus relaciones sociales, donde no dudas en hacer gala de lo que tienes en lugar de mostrar qué o quién eres, buscando el brillo de la envidia en los demás, como premio necesario para afianzar ese cascarón vacío que eres.
Enhorabuena, eres otro triunfador de esta Sociedad actual donde en lugar de enseñar a descubrir que somos entre todos, las grandes compañías y el sistema de consumo promulgan que 'no es lo que tengo, es lo que soy'... siempre y cuando seas el propietario de sus productos, enfocados como una necesidad de distinguirte de los demás.
Has dejado de ser una persona, para ser un producto más, un muñeco vacío al que vestir con sus mejores galas.
