No fue hasta pasado un rato que se dio cuenta de que llevaba 10 minutos dentro del coche, a la entrada del parking de la empresa.
Aunque sabía que tenía que entrar, aparcar e irse a su mesa de trabajo, como cada día, algo en su interior le hacía sentirse extraño... extraño y desganado, no le apetecía entrar y volver a la rutina diaria, a escuchar los putos lamentos de un montón de personas que se ahogaban en un vaso de agua, que en lugar de buscar soluciones se iban a contarle sus pequeños y absurdos problemas para que él les diese una solución.
Y hoy no le apetecía, realmente hoy no le apetecía.
Así que cogió su smartphone, accedió a su correo y escribió un escueto email: 'Me cojo el día libre. Saludos'.
En la misma puerta de la empresa dio media vuelta, sintiéndose por una vez, desde hacía mucho tiempo, dueño de su vida y ese momento.
Y mientras enfilaba su coche con destino indeterminado, pensando tan solo en detenerse cuando sintiese que estaba lo suficientemente alejado de todo lo que le irritaba día a día, empezó a reirse pensando en la cara de todos aquellos pusilánimes cuando empezaran su peregrinación diaria hacia su mesa y la encontrasen vacía... y aún sabiendo que al día siguiente los volvería a ver, esbozó una sonrisa disfrutando de ese momento en el que vería en sus miradas el miedo y desorientación que habrían sufrido.
Aunque para eso aún tenía que decidir si al día siguiente volvería o no, quizás era hora de cogerse algún día más de vacaciones, o de pensar en buscar nuevos lugares y aventuras, ya tendría tiempo de decidirlo.
De momento se concentró en el nuevo camino que se abría ante él...
