En Appez.com me he encontrado con esta entrada en un blog:
Anciano AbandonadoY no es el unico, en España cientos de ancianos son abandonados en hospitales y residencias, simplemente porque estorban, molestan.
Son personas de avanzada edad en situación de indefensión, de desprotección y de miedo que no denuncian, lo que las convierte doblemente en víctimas.
¿Como pueden hacer esto con los ancianos?
Libertad provisional para la mujer que abandonó a un anciano en Cambrils
Y me ha recordado a una situación que viví cuando estuve en Cruz Roja.
Era una noche de principios de Primavera, creo que en el año 97, todavía fría por la cercanía del Invierno.
La Semana Santa estaba a la vuelta de la esquina, apenas a unos días de distancia.
Nos activan para acudir con la ambulancia a un domicilio. Según la llamada recibida desde el 061 (que pasaba los avisos a nuestra central de Cruz Roja) se trataba de una persona mayor con
disnea.
Nos abrigamos bien, salimos a la fría noche y nos montamos en la ambulancia. Rotativos y sin sirenas, que es de madrugada y si no hacen falta no se usan, nos dirigimos hacia la dirección del aviso.
Llegamos, notificamos llegada al centro, cogemos maletín de Oxigenoterapia y subimos corriendo los varios pisos hasta el domicilio. Llamamos al timbre y nos abre una señora de unos 50 años con aspecto de estar muy tranquila.
Nos invita a entrar y pasamos al salón, donde un anciano ya vestido espera con una mascarilla conectada a una bombona de oxígeno.
Su hija, la que nos ha abierto, nos dice que tiene recetado el oxigeno domiciliario por enfermedad crónica respiratoria. Comenta que el médico de urgencias acaba de irse y nos da el parte médico donde se recomienda el traslado del paciente al Hospital de referencia.
Como marca el protocolo, hablamos con el anciano para evaluar su estado, ver si puede caminar o si hace falta subir la silla para bajarle.
Al hacerlo me percato de que a su lado, junto a la botella de oxígeno, tiene una maleta preparada.
Tras comentarnos que puede bajar por su propio pie mientras tenga puesto el oxígeno, le conectamos la mascarilla a nuestra bombona de oxígeno y le ayudamos a salir de la casa.
Pero antes de salir me giro para hablar con su hija y preguntarle si nos acompaña, a lo que muy tranquila me responde:
No, nosotros nos acercaremos más tarde...
Mientras muy tranquila cierra la puerta tras nosotros y le dice a su padre...
Bueno papá, ahora nos acercamos al Hospital a ver qué tal estás.
Una vez en el hospital, bajamos al anciano y le ponemos en una silla de ruedas para que haga menos esfuerzos, y mientras esperamos el papeleo le comento lo que me ha dicho su hija, a lo que me contesta:
Nada, si estos ni aparecerán... se irán al pueblo y volverán a buscarme después de Semana Santa, como otras veces. No te preocupes hijo, que uno ya está acostumbrado a estas cosas, yo ahora le echo un poco de cuento y me dejan ingresado aquí unos días. Y por lo menos, mientras esté aquí no molesto a nadie... porque algunos parece que al llegar a cierta edad solo molestamos.
Tras decirme esto, vino el celador para pasarle dentro y le acompañamos para dar nuestra valoración al personal médico.
Y cuando se acercó la enfermera y darle la valoración, no pude evitar añadir:
- me da que su hija ni va a aparecer, así que no esperéis que venga... por lo visto lo que buscaban era 'aparcar al abuelo'.
- Ya veo, - me dice con resignación- es lo de siempre... llegan las vacaciones y los mandan aquí para que no estorben.
Y allí se quedó el abuelo, tras darnos las gracias por todo.
Supongo que triste por tener que pasar la Semana Santa en un Hospital, solo, pero aliviado por no tener que estar escuchando quejas porque 'molesta' o 'estorba', mientras
su familia se iba a pasar la Semana Santa al pueblo.
Y ya han pasado 12 años de aquello, pero me imagino que las cosas no habrán cambiado mucho y aún hoy sigue habiendo familias que 'aparcan' al abuelo en las vacaciones en los Hospitales de Madrid.
Aunque algunos parecen olvidarlo, algún día todos seremos ancianos.
Foto de
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