Cambia el escenario, cambian los protagonistas, pero la moraleja es la misma...
Hace muchos años vivía unreyinversor que era comedido en todo excepto en una cosa: se preocupaba mucho porsu vestuariosu dinero y en cómo pegar un buen pelotazo.
Un día escuchó a doscharlatanesemprendedores llamados Guido y Luigi Farabutto decir que podíanfabricar la tela más suave y delicadacrear la Web 2.0 más alucinante y revolucionaria que pudiera imaginar. Estaprendaweb 2.0, añadieron, además tenía la especial capacidad de ser invisible para cualquiera estúpido oincapaz para su cargocon un blog con un pagerank inferior a 6, no capacitado para la Reingeniería Inversa de los Forlayos aplicados a las Sinergías de la Red.
Por supuesto, no habíaprendaweb 2.0 alguna sino que los pícaros hacían que como que trabajaban en laropaweb y en la forma de conseguir ingresos, pero sequedaban ellos los ricos materiales que solicitaban para tal fingastaban los fondos que el inversor les daba en aparentar una empresa próspera y muy 2.0.
Sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver laprendaweb o no, elemperador envióinversor le pidió primero a dosde sus hombresbloggers de prestigio de confianza a verloa. Evidentemente, ninguno de los dos admitieron que eran incapaces de verla prendael negocio y la excelencia de la web y comenzaron a alabar a la misma.
Toda laciudadcomunidad había oído hablardel fabuloso trajede la fabulosa idea que revolucionaría el mundo y habían meneado cientos de noticias sobre la misma y estaba deseando comprobar cuán estúpido era su vecino.
Losestafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prendaemprendedores lanzaron finalmente la primera versión (Beta, como buen proyecto 2.0) y elemperador salió con ella en un desfileinversor la presentó y meneó sin admitir que era demasiado inepto o estúpido como para poder verla.
Toda la gentedel pueblode la prestigiosa Blogesfera y la mayor parte de la Comunidad alabó enfáticamenteel trajela innovadora y revolucionaria web e idea temerosos de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podíanverlover la viabilidad del negocio, hasta que unniñoblogger menor dijo:
“Pero siva desnudono es más que CANCAMUSA”
Lagente empezócomunidad y los bloggers de élite empezaron a cuchichear la frase, produciéndose un cisma entre los que veían claramente la Cancamusa y la élite de la bloggesfera que la seguía defendiendo, hasta que toda la multitud gritó que elemperador iba desnudoinversor había metido la pata invirtiendo en pura y simple Cancamusa. Elemperadorinversor lo escuchó y supo que tenían razón, pero levantó la cabeza y terminóel desfilede poner pasta, al tiempo que se repetía... 'su puta madre va a volver a invertir en internet'.
Adaptación libre de El traje nuevo del Emperador, adaptado de acuerdo a la genial entrada que Alfredo de Hoces ha escrito en su blog acerca del cierre de Mobuzz. (Si no sabes de qué va la historia, lee la entrada de Alfredo)
Porque este tipo de cosas, sin duda, no son nuevas. Ha cambiado el escenario, han cambiado sus protagonistas, pero este guión me recuerda (y mucho) a esta fábula que de pequeño intentaba advertirnos entonces sobre los peligros de los charlatanes.
Y si no, pensar en toda la Cancamusa que se vendió en la Primera Burbuja Tecnológica.
"Ni caso, sr. Inversor, que estos son unos ignorantes que no saben de la web 2.0, de sinergías ni de forlayos..."
Imagen de http://comentounlibro.blogspot.com
Nota:
Nota movida a esta entrada.
1 comentarios:
Sólo tengo dos palabras que añadir:
¡es pectacular!
:-)
¡Qué bueno!
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