"¡El público puesto en pie, agitando las banderas, grita una y otra vez: ¡MIERDA! ¡Qué mierda! ¡Qué mierda más gorda!¡Qué asco de idealismos sociales, qué asco de ilusiones que sólo llenan de falsas esperanzas! ¿Dónde están las bonitas verdades? Por aquí no andan. ¡Si acaso, de vez en cuando, pasan como tormentas de verano por mis asquerosos pensamientos!"
Roberto Iniesta, Introducción de Amor castúo.
¿Alguien quiere escuchar una bonita verdad?
Señores, soy gilipollas... sí, tal y como suena, soy gilipollas.
Pero no uno cualquiera, sino uno de los más grandes gilipollas.
¿Y por qué?... se podrá estar preguntando alguno.
Pues la realidad es que no lo se, quizás sea algo genético, o algo fruto de mi educación... vamos, ni puta idea, pero si alguien está interesado podemos hacer un estudio, igual terminamos descubriendo el gen condicionante de la gilipollez y nos den algún absurdo premio por ello.
Pero así soy... un gilipollas. Un gilipollas de esos que, y seguro que os suena y alguno recordará conocer a alguien similar, 'porque sí' terminan metiéndose en cualquier puto fregado al que nadie le invitó, comiéndose toda la mierda que los demás rehuyen, quedándose para seguir tragando mientras los demás huyen como las ratas abandonan los barcos.
¿Y para qué?... pues para nada, por supuesto, porque a los gilipollas no hay que darles nada a cambio.
Alguna palmadita en la espalda y poco más, o puedes optar por un par de collejas para que el gilipollas encima se sienta culpable por no haberlo hecho mejor.
Porque esa es la gracia, los gilipollas lo tragamos todo, aguantamos lo que haga falta y lo mejor de todo... NO APRENDEMOS, así que luego volvemos a caer en las mismas mierdas de siempre y volvemos a tragar.
Pero mira, al menos de vez en cuando nos desahogamos, soltamos un poco de bilis y a tomar por culo... unos días de mal humor, hasta que una puta mañana se te olvida lo gilipollas que eres.
Y por favor, dejar las palabras de consuelo, no las quiero.
No quiero mierdas místico-religiosas sobre 'hacer el bien en esta vida para tener tu recompensa, bla, bla, bla...', o esas otras de 'los caminos del señor son inescrutables', o lo de 'todos los justos tienen su recompensa'... o eso del Karma y que recibes en función de lo que das... porque todo eso no es más que palabrería.
Seamos serios (aparte de gilipollas), ¿acaso veis a esos cabrones poderosos y forrados de pasta recibiendo algún tipo de castigo 'kármico' por no ser mejores personas?
Pues no señores, no hay nada de justicia impartida por el Karma, o al menos yo no la veo. No hay nada 'divino' que se encargue de impartir justicia ni nada por el estilo.
Tan solo veo a hijos de puta que se salen con la suya, consiguen lo que quieren, viven mejor a costa de los gilipollas y hacen lo que les sale de la minga.
Así que mira... mejor que nadie me toque los cojones con chorradas, que no tengo ganas.
Y no, no voy a hacer nada por cambiarlo...
... ¿que por qué?... cojones, se ve que no soy el único en la sala, lo acabo de decir, porque soy gilipollas.
2 comentarios:
Joer, pensaba que yo era el único (o uno de los pocos) gilipollas. Debe ser algo que no se puede remediar, viene con la persona. Lo peor es cuando te enteras de una cosa en el trabajo que ni te va ni te viene, te vas a casa por no ser el gilipollas que pringa y no paras de darlo vueltas hasta el día siguiente.
Pues así son las cosas. Unos tardan más y otros tardan menos, pero al final te das cuenta que tu trabajo es para que unos se hagan más ricos para que tu sigas igual. Y cuando digo igual, es igual, sin subidas, ni pagas, ni objetivos ni nada.
Otro gilipollas y del gremio
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