A través de Buzz mi buen amigo Rafa me dejaba un comentario a la entrada de esta mañana, ya que le había dado la impresión de que estoy quemado.
Gracias a su comentario (¡Gracias Rafa!), me he dado cuenta de que tener el blog tan abandonado y que mis escasas entradas sean más un desahogo, están transmitiendo la idea de que estoy muy negativo y quemado.
Lo cierto es que tampoco es eso.
En realidad lo que sucede es que este año de travesía por la crisis está suponiendo un gran esfuerzo.
En el trabajo me han ido asignando, desde hace algo más de un año, mayores responsabilidades y carga de trabajo.
Si hace un par de años tenía responsabilidades sobre un montón de tareas técnicas que yo llevaba en el proyecto en el que estaba, desde hace un año y medio estoy en un nuevo proyecto que me ha supuesto un gran esfuerzo para ponerme al día.
Además, soy responsable de un desarrollo muy importante y de un pequeño (pero maravilloso) grupo de personas que trabajan conmigo.
Esto supone tener que dedicar mucho tiempo a aprender muchas cosas que hasta hace unos meses desconocía, encargarme de que todo esté en las fechas que deben de estar y como debe de estar, pero además el tener a personas que dependen de mí supone tener que darles apoyo, ayudarles a desarrollar todo su talento y potencial (que es mucho, aunque no se lo creen cuando se lo digo) y servirles de soporte cada vez que lo necesitan.
Todo esto está suponiendo que el año en lo laboral esté siendo realmente intenso y exigente, porque aunque tampoco tengo una espada de Damocles sobre mi cabeza no se tomarme mi trabajo de otra forma que no sea con el máximo de profesionalidad y responsabilidad (especialmente con las personas que trabajan conmigo).
Y como en lo personal no está siendo tampoco fácil este año, por las tremendas pérdidas de amigos y familiares que he sufrido (y de los que me acuerdo muy a menudo), a estas alturas del año y pese a haber vuelto de vacaciones hace apenas 15 días no puedo evitar sentirme muy cansado y con algún bajón anímico (del que me recupero luego en un par de días) de vez en cuando.
Así que tranquilos, no me estoy volviendo negativo, no empiezo a verlo todo muy negro... en realidad yo soy el que sigue tirando del grupo, del trabajo y el que sigue intentado poner una sonrisa en la boca de todos cuando les noto cabizbajos.
Un año intenso y de continuo esfuerzo.
Además he tenido una grandísima suerte, porque no solo el grupo en el que estoy está formado por personas estupendas, sino que mis dos personas de confianza y que me ayudan a salir adelante cada día con todo el trabajo que tenemos, son personas excepcionales y maravillosas a los que nunca podré agradecer lo suficiente lo mucho que me ayudan.
Y por si fuera poco, muy cerca (en el trabajo) cuento con grandes amigos que siempre están ahí para escucharte y darte ánimos.
Ahora, a terminar el año, a superar los hitos más difíciles que tenemos por delante (en especial el de final de año), que no son pocos ni sencillos y a cerrar un año intenso pero lleno de retos y desafíos que estoy seguro de que conseguiremos conquistar.
2 comentarios:
Te entiendo perfectamente Manu, hay veces en el trabajo, que en broma me acuerdo del que decía "Joé, no me extraña que haya tanto paro, está todo el trabajo aquí"
Afortunadamente, aunque no sé por cuánto tiempo, tenemos trabajo y nuevos retos en él.
¡¡¡Que dure!!! aunque sea duro.
Un abrazo
Gracias Almaes.
Es curioso, pero con lo mucho que se habla estos días de las cifras del paro y la falta de trabajo, luego muchos de los que seguimos trabajando estamos también fritos... pero a trabajar.
Y aunque es cierto que es una suerte, hoy en día, tener trabajo, también es duro con estos ritmos.
Publicar un comentario