La vida fuera de Madrid...

Ayer por la tarde me tocó acercarme a buscar a mi padre a la parcela de mis tíos, en Yuncos (Toledo), ya que ha estado allí unos cuantos días descansando y recuperándose de algún problema de salud.

Como en Madrid y alrededores había estado lloviendo todo el día, me sorprendió ver que por allí lucía el Sol, aunque a lo lejos, al Norte, se veían las negras y amenazantes nubes de tormenta.

Mis tíos se compraron allí, hace ya unos cuantos años, una pequeña parcela en la que edificaron una casa baja de una única planta, rodeada del terreno suficiente para disfrutar de un pequeño patio delantero y uno trasero más amplio.

Aprovechando que era el cumpleaños de mi tía, y antes de volver a Leganés, tomamos café en una salita que mis tíos montaron en la parte delantera de la casa, acristalada desde media altura y muy luminosa...

El caso es que estando allí sentados, mirando a la calle y el cielo azul, empecé a darme cuenta de lo a gusto que se estaba allí, sin televisión ni radio, y lo tranquilo que es la vida en un pueblo con respecto a vivir en una ciudad como Leganés.

La calle, que podeis ver en la foto, no puede ser más tranquila... y es perfecta para que los niños puedan jugar con las bicis calle arriba, calle abajo, por el más que escaso tráfico existente.



Pero no penséis que por ser un pueblo están exentos de 'comodidades', porque a la entrada del pueblo tienen un Ahorramás, un Mercadona y otros mercados entre los que escoger para hacer sus compras.

Y aunque no disponen de Grandes Centros Comerciales, en algo más de 20 minutos en coche te plantas en Getafe o Leganés... por lo que tampoco es algo imprescindible el tenerlos en el mismo pueblo.

Así que mientras degustaba el café, pensaba en que la auténtica calidad de vida no está en pisos de 100m2 de más de 300.000€, a 5 minutos del Metro o de un Centro Comercial... que en realidad la calidad de vida está en pueblos como este, que disponen de lo necesario para el día a día, y donde todavía apetece desconectar de la tele y salir a pasear las tardes de otoño.
Y sobre todo, donde salir en bicicleta no supone coger el coche para llegar al parque más cercano, y dar un paseo por el campo es algo tan sencillo como cruzar la calle.

Quizás sería un buen momento para aprovechar lo que las nuevas tecnologías nos proporcionan, y pensar en cambiar nuestra actual forma de vida por otra más sana. Cambiando el asfalto, el ladrillo y el hormigón por llanuras donde la mano del hombre apenas deja huella.